viernes, 23 de mayo de 2008

Cassavetes I

Ser actor es un trabajo muy duro. Porque la cámara se te acerca, se te plantifica delante de la cara, y alguien te dice, básicamente: "¡Sé grande, ahora!". Porque cuando terminan de empolvarte y de desempolvarte y de revolverte el pelo y de ponerte delante de la cámra, hay un momento de tensión: "¡Ahora, quieto! ¡Es una escena larga!". Y tú allí, con una panda de desconocidos con los que no tienes nada en común, a quienes se supone que tienes que querer u odiar, y con un montón de palabras que en el fondo no quieres decir. Y de eso ha nacido un tipo distinto de interpretación, puramente profesional, una interpretación profesional de tipo teatral que todos los actores han tenido que hacer. Llegan allí y están solos. Y lo único que tienen es el material que los apoya. Y de vez en cuando alguien dice: "No me gusta lo que has hecho. Y tal vez si hicieras esto, podrías estar mejor". Y no importa cómo lo digas, siempre termina siendo igual de grosero. Y lo que el actor sientes es: "¿No te gusta cómo me senté? ¡Llevo toda la vida sentándome así! No te metas en mi vida. No quiero verte ni en pintura. No te necesito." Los actores llegan a saber lo que saben pagando un alto precio. Si alguien contradice lo que hacen, o cómo lo hacen, puede hacerlos sentir muy inseguros y asustados, temen que alguien esté tratando de quitarles todo aquello por lo que han trabajado.

Cassavetes por Cassavetes. Ray Carney. Crónicas Anagrama. Pág. 66

John Cassavetes
Ray Carney
Cassavetes por Cassavetes

No hay comentarios: