lunes, 23 de abril de 2007

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La descalzas cuando hablas. Si al menos lo hicieses en voz baja. Pero gritas. Pisas y gritas. Te agarras a las paredes y tu tono sube los cinco pisos. A la velocidad del rayo. Y tu rayo me asusta. Se me erizan los pelos de las venas. Por dentro. Y por fuera cierro los ojos. Respiro. Inspiro y mido mi capacidad pulmonar. Milímetros. Cubos. Tormenta.

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